Descripción
De alguna forma, parece que nos hemos convencido de que nuestra historia politica se puede reducir a cambios de gobiernos, de leyes, a sustitucion o adorno de vicios administrativos y relativizaciones eticas. Hemos relegado la posibilidad de aceptarnos como producto de nuestras propias discrepancias fundacionales. ?Cuanto tiempo resiste un pais en confrontacion consigo mismo? Ensimismados en lo que llamamos coyuntura, legitimamos la disfuncionalidad y renunciamos al pensamiento critico. Si no es critico tampoco sera pensamiento. En Mexico, la sobrepolitizacion de la vida no arrojo mayor conciencia politica sino el desorden precursor de la canibali zacion, en un entorno donde la existencia politica de unos parece depender de la inexistencia de los otros.
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