Donde no para el tren.

"Si a David le preguntaras por el amor, te diría que de ilusiones no se vive, pero no tenerlas sería mortal. David propone una oda al amor, a la resurrección, a la vuelta a la vida. Habla de quemarse y quemar, habla de ser las ganas de que te quieran, habla del motivo de todos los refugiados. A que un abrazo puede venir sin preguntas, y trae todas las respuestas. Y por estas cosas, que si este libro no te saca a pasear por las anchas avenidas de la libertad, si no hace turismo emocional contigo, entonces quizá, sea porque nunca te quemaste con la más bella y profunda de las cicatrices: el amor" Eloy Cánovas.