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Descripción
Mon Guerlain es un homenaje a la feminidad contemporánea: una feminidad fuerte, libre, sensual, inspirada en Angelina Jolie.
Este cofre contiene un Eau de Parfum Mon Guerlain 100 ml, un vaporizador para el bolso de la misma fragancia de 10 ml y una leche corporal Mon Guerlain 75 ml. El cofre incluye un neceser de regalo moderno y femenino, elegante en cualquier circunstancia
La fragancia Eau de Toilette Mon Guerlain festeja una mujer libre, con todo lo que ello supone: fuerza, audacia y valor. Despojada de los códigos, resulta imprevisible y sorprendente.
Esta fragancia oriental hespéride es una fragancia radiante que debe su frescor a las notas florales del jazmín Sambac y la lavanda Carla, sublimadas por las notas de cítricos. Mon Guerlain Eau de Toilette se potencia en su frasco "Quadrilobé" creado en 1908, que se ha consolidado como emblemático de la Maison.
Se trata de un recipiente depurado y gráfico inspirado en los frascos de los alquimistas y que debe su nombre al tapón con forma de cuatro lóbulos.
Un siglo más tarde, realzado mediante un lujoso cuerpo de cristal y adorno de color oro blanco, este frasco ofrece un contraste entre la fuerza de las líneas rectas y la sensualidad de las curvas que expresa como nunca la feminidad contemporánea.
Este cofre contiene un Eau de Parfum Mon Guerlain 100 ml, un vaporizador para el bolso de la misma fragancia de 10 ml y una leche corporal Mon Guerlain 75 ml. El cofre incluye un neceser de regalo moderno y femenino, elegante en cualquier circunstancia
La fragancia Eau de Toilette Mon Guerlain festeja una mujer libre, con todo lo que ello supone: fuerza, audacia y valor. Despojada de los códigos, resulta imprevisible y sorprendente.
Esta fragancia oriental hespéride es una fragancia radiante que debe su frescor a las notas florales del jazmín Sambac y la lavanda Carla, sublimadas por las notas de cítricos. Mon Guerlain Eau de Toilette se potencia en su frasco "Quadrilobé" creado en 1908, que se ha consolidado como emblemático de la Maison.
Se trata de un recipiente depurado y gráfico inspirado en los frascos de los alquimistas y que debe su nombre al tapón con forma de cuatro lóbulos.
Un siglo más tarde, realzado mediante un lujoso cuerpo de cristal y adorno de color oro blanco, este frasco ofrece un contraste entre la fuerza de las líneas rectas y la sensualidad de las curvas que expresa como nunca la feminidad contemporánea.
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