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Descripción
Al oriente del estado de guerrero, cerca de sus límites con puebla y oaxaca, en una región montañosa y aislada, aproximadamente a 1,400 m. Sobre el nivel del mar, hay un pequeño pueblo: olinalá, que en cien kilómetros a la redonda no tiene cerca ni siquiera una población de 10 000 habitantes. Y sin embargo, el nombre de olinalá es conocido nacional e internacionalmente; es la capital mexicana de la laca y el esgrafiado. Ambos primores artesanales se enriquecen con una característica fundamental: la fragancia de la madera de lináloe, tan persistente que una caja hecha con esta madera conserva perfumado su interior durante varios años.
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